Por Gonzalo Díaz
Caffarena, Prodalum, Komatsu Cummins y la Cámara Chilena de la Construcción han hecho sus apuestas.
Algunas empresas consideran que sí pueden contribuir a la reinserción social de las personas que están privadas de libertad mediante la participación en programas laborales. Sin embargo, faltan más iniciativas para lograr un mayor impacto, en un propósito donde es vital la colaboración pública-privada. Según la directora nacional de Gendarmería, Claudia Bendeck, “nuestro principal desafío es la reinserción social. El Estado y nosotros, como institución, debemos garantizar condiciones de habitabilidad, educación y capacitación, pero necesitamos que la sociedad civil y las empresas se sumen”.
Sostiene que la institución ha trabajado en la selección de al menos un establecimiento penal por región en los que pueda materializar la instalación de empresas externas, y con ello fomentar el trabajo de las personas durante el cumplimiento de sus condenas, para, a su vez, facilitar la inserción a través de la colocación al egreso por cumplimiento.
Hoy, el Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín (CPF) cuenta con una población penal de 600 internas. Aquí se ofrecen diversas instancias de educación, capacitación y trabajo.
Su Alcaide, Ximena Gutiérrez, comenta que “tenemos una muy buena experiencia con las empresas. La oportunidad laboral colabora en la reinserción de las internas porque aprenden una habitualidad laboral que quizá antes no tenían”.
Sin embargo, advierte que cuando las mujeres salen en libertad la situación es complicada, existe mucho prejuicio. “Ellas manifiestan que afuera la gente no les da las oportunidades, pese a haber tenido alguna capacitación. Pero, hemos tenido algunos casos donde las empresas sí han contratado a las mujeres que se destacaron en el taller laboral”, dice.
Enfatiza que se debe visibilizar lo positivo en cuanto al trabajo que se desarrolla con las personas privadas de libertad. “Sólo así se puede motivar a las empresas para que nos conozcan y se decidan a participar con nosotros”, declara.
Asimismo, la encargada del CET de esta unidad penal, Teniente 2º de Gendarmería, Marilyn Martínez, detalla que hoy cuentan con seis empresas externas y dos talleres propios de panadería y repostería. Las empresas que participan en el CET son Caffarena con el etiquetado y envasado de pantys, Prodalum para el armado de ventanas de aluminio, RTS que se encarga del ensamblaje de cartón para botellas de vidrio, Comisa y Cemco con armado de válvulas y mangueras reguladoras de gas, y Marisio que es el armado de piezas eléctricas.
Martínez puntualiza que Gendarmería presta servicios a estas empresas. “Nosotros entregamos el lugar físico, luz y agua, y el trabajo de nuestras internas, y ellos traen la producción y nos pagan un sueldo mínimo más producción para cada una de las trabajadoras”, cuenta.
Para postular al CET, las internas deben tener una cierta cantidad de la pena cumplida, conducta buena o muy buena, y finalmente se realiza un consejo técnico que decide su ingreso. Luego se las ubica a medida que van ganando experiencia laboral, pensando en que no todas tienen las mismas habilidades.
Respecto al cumplimiento de las normas laborales y sociales en torno al trabajo -normas de seguridad, cotizaciones previsionales, cumplimiento del artículo 184 del Código del Trabajo- Bendeck sostiene que “actualmente cumplimos la normativa especial que regula la materia, el Decreto 943, sobre estatuto laboral para el trabajo penitenciario. Estamos trabajando con el Ministerio de Justicia y Trabajo para mejorar estas condiciones”.
Empresas que apuestan
Desde 2011, Caffarena desarrolla un programa de reinserción laboral en el CPF de San Joaquín. Su jefe de producción y del programa laboral, Héctor Concha, dice que esta iniciativa ha sido eficaz, porque como empresa han podido apoyar a las internas en su reinserción mediante la capacitación, impactando directamente con herramientas y conocimientos concretos sobre un oficio.
A la fecha son 15 internas quienes prestan el servicio de envasado de producción de pantys, recibiendo como pago el ingreso mínimo legal vigente.
Desde Komatsu Cummins, su director de Asuntos Corporativos, Jaime Uribe, explica que la empresa contrata jóvenes y mujeres que han estado privadas de libertad, por medio de la labor técnica que realiza la Fundación Reinventarse, que apunta no sólo a una colocación laboral sino a una habilitación y acompañamiento que baje las probabilidades de deserción
Otro programa que desarrollan desde 2012 en materia de reinserción es uno con el CET de la cárcel de mujeres de Antofagasta, a través de la empresa Komatsu Reman Center. A la fecha han participado 14 personas, quienes han desarrollado labores productivas de remanufactura con todas las condiciones de un colaborador de la compañía. “Hemos tenido un positivo resultado con cinco personas que una vez que cumplieron su condena se sumaron a la empresa”, destaca.
Por otra parte, la Corporación Cimientos, vinculada a la Cámara Chilena de la Construcción (CCHC), ejecuta el Programa Cimientos, que desde el 2009 otorga competencias y conocimientos en habilidades blandas y en oficios de la construcción, además de insertar a cada beneficiario dentro de empresas de este sector. A la fecha, 1.514 personas han aprobado el proceso de capacitación, y de ellas, 1.235 obtuvieron un puesto de trabajo en una firma de la construcción.
Dado el éxito, el programa se amplió a otras modalidades. Es así como Cimientos III, se refiere a la implementación de unidades productivas al interior de centros penitenciarios del país, brindando un trabajo remunerado a las personas internas. Hoy se ha implementado en el Centro de Cumplimiento Penitenciario de Rancagua una fábrica de pallet, la cual puede contratar hasta 25 personas.
La gerente del Área Social de la CCHC, Patricia Aranda, enfatiza que los resultados muestran que existe una efectiva reinserción social de cientos de infractores de ley. “Desde el Ministerio de Desarrollo Social, ya están empujando para que se replique por otros gremios empresariales”, resalta.
Khristian Briones, de 40 años, vivió un largo tiempo en el Sename y estuvo 10 años privado de libertad. “Considero que la mejor forma de que una persona se reinserte dentro de la cárcel es preparándose, donde se le dé una oportunidad que le permita adquirir el hábito laboral, responsabilidad y disciplina”, declara.
Briones logró rehabilitarse y reinsertarse en la sociedad. Se tituló como Trabajador Social, labor que hoy cumple en la Fundación Dimas, proyecto que creó y el cual hoy dirige. Su desafío es implementar formalmente un taller laboral dentro de la cárcel.